

Que lo de Tunick fue un exitazo. Que la sociedad defeña ya está a la altura de Barcelona, de Nueva York, y de otras capitales mundiales. Que todo sucedió en el mejor de los órdenes, sin morbo, sin contratiempos. Que las autoridades civiles y eclesiásticas se portaron a la altura. Todo éso se dijo. Lo que no sé si se dijo es que ¡qué bárbaros! ¡qué prisa por encuerarnos tenemos los defeños! Nomás llega un gringo pidiendo el zócalo y ahí va todo mundo a encuerarse feliz de la vida. Gordos, gordas, cincuentones pelones y cuarentonas celulíticas, todo mundo se quitó la ropa. Que si todos somos iguales en cueros, pues no, como decía mi abuela, hay clases sociales. Y se nota. Se nota en los pubis femeninos depilados y en los cuerpos bronceados en camas de spa. Se nota en la variedad de tatuajes y en las "bubis" de silicón. Se nota en los cuerpos esculpidos en gimnasios y en las cejas bordadas. Se nota, claro que se nota. Pero independientemente de ello, a todos les urge encuerarse. ¿Por qué será? ¿será Felipe, será Norberto, será la despenalización del aborto o las sociedades de convivencia, será la APPO, será Televisa, o qué será que nos hace destaparnos así como así?