Yoga, Spas y Feng Shui

He ido a dos clases de yoga, en diferentes tiempos y lugares, y la verdad, no lo he pasado mal. Sé que es una excelente disciplina y que ayuda a que vivamos más años y mejor. La mayoría de mis amigas la practica de manera más o menos regular, y O ha sido especialmente insistente a ese respecto, tratando de convencerme de ligarme con su academia y su maestra. En mi último viaje a los EU encontré una de esas super ofertas de maleta+tapete por 20 dólares, así que presta, los compré. Sin embargo no he movido un dedo. Y es que de repente, mi naturaleza rebelde se rebela, valga la redundancia. Es que el yoga está taaaaaan de moda que de repente me da como desconfianza. Para no ir más lejos, hace algunos meses, la revista de sociales Caras sacó su portada con diferentes "socialités" que practican yoga y cada una recomendando a su maestro. Todos muy "cool", con estudios aquí y allá y con sus academias en la Condesa o en las Lomas o en Cuernavaca.
Me paso al Spa. Sucede lo mismo. No dudo en lo maravillosos que son los masajes terapéuticos o las mascarillas de chocolate o los faciales de oro de 24 K o los baños en tinas de champagne pero de repente también pienso que están demasiado de moda y que los encuentran a cada esquina, con chicas muy lindas y muy limpias, con música suave e iluminación tenue pero también están proliferando por la Condesa y por Polanco y por todos lados.
Finalmente, el Feng Shui. Sé que es una técnica milenaria y que los chinos la usan siempre. Pero de repente se puso de moda en México y pululan las especialistas que van a tu casa, te dicen que tienes que tirar tus apuntes de la escuela o que tienes que quitar esas fotos de tu abuelita que ya se murió. También hay muchas tiendas donde venden esos cristales de colores milagrosos y para qué decir de los bambús torcidos y todo éso.
No sé, me gustaría practicar yoga, ir a un spa cada mes y tirar lo que ya tiene telarañas, pero de repente no sé por qué me da desconfianza todo ésto.